
El cansancio y falta de energía es una preocupación constante para quien procura hacerse cargo de manera proactiva y comprometida de su vida personal, familiar y profesional. No hay respuesta única ni solución milagrosa: siempre se trata de observarse a uno mimo, informarse sobre lo que se puede hacer al respecto y adaptar sobre la marcha lo que nos puede funcionar de acuerdo a nuestros objetivos del momento (1).
En un post anterior te mostré cómo detectar y deshacerte de los ladrones de energía que invaden constantemente tu espacio personal y profesional y merman tu ánimo y dinamismo (2). En el artículo de hoy, te voy a proponer otro medio adicional que tienes a tu disposición para controlar tus niveles de energía en tu beneficio y en beneficio de tus proyectos y estilo de vida.
Una gran aliada para lograrlo es la planeación: puedes vivir sin ella, puedes incluso ser muy feliz sin ella pero no puedes aspirar a crecer en todos los ámbitos de tu vida de manera equilibrada y placentera sin ella, sobre todo si como la mayoría de mis lectores y clientes estás a cargo de un proyecto profesional de gran amplitud y de una familia con la cual te importa mantener vínculos auténticos y calurosos.
Sin embargo, es un error muy común en la planeación tradicional enfocarse exclusivamente en el factor tiempo cuando lo que realmente importa – a la hora de elaborar una rutina que sostenga tus diferentes metas – es la carga energética de cada una de las actividades y tareas que llevas a cabo.
Puede parecer obvio (y sin embargo nadie lo toma en cuenta a la hora de planear su semana) pero no es lo mismo pasar dos horas asesorando a un cliente, impartiendo un curso o escribiendo un artículo y pasar dos horas diseñando stories para Instagram o resolviendo cuestiones administrativas o de programación: en términos de tiempo, no hay diferencia pero la carga mental, emocional y el desgaste fisiológico no son en absoluto los mismos.
Tampoco es lo mismo de una persona a otra: grabar videos o impartir conferencias puede ser muy fluido y banal para algunas personas y totalmente desgastante para otras. En fin, la carga energética de una misma actividad no será la misma para ti conforme vayas adquiriendo más experiencia en ella o de acuerdo a tus circunstancias del momento.
En punto es que si quieres asegurarte de mantener altos niveles de energía a la largo de tu semana y poder conciliar de esta manera productividad y calidad de vida, es muy recomendable que cambies tu planeación tradicional – elaborada en base a unidades temporales – por el tipo de planeación que te propongo a continuación.
Herramienta – La planeación energética (3)
El objetivo de este ejercicio es doble:
- permitirte identificar las actividades que te llenan de energía y las que te drenan
- equilibrar tu semana a nivel energético
Paso 1 – La lista de tus actividades:
- Durante una semana, desde el lunes en la mañana hasta el domingo en la noche, saca la lista de todas, absolutamente todas tus actividades, tanto personales como profesionales, sociales y familiares.
Paso 2 – Haz tu balance energético
- Clasifica las actividades así listadas en el cuadro siguiente:
Actividades que te dan energía |
Actividades neutras |
Actividades que te quitan energía |
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Lunes |
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Martes |
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Miércoles |
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Jueves |
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Viernes |
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Sábado |
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Domingo |
Paso 3 – Identifica y aligera las actividades recurrentes:
Marca o subraya en cada columna del cuadro las actividades que se repiten a lo largo de la semana y pregúntate:
- ¿Es necesaria?
- ¿Puedo reducirla?
- ¿Puedo delegarla?
- ¿Puedo quitarla?
Una actividad recurrente por ejemplo es preparar la comida: comer es necesario; preparar la comida no y prepararla a diario mucho menos. Puedes en cambio:
- aplicar la técnica del prep meal (preparar en una tarde todos los ingredientes que utilizarás en la semana): Una técnica genial y muy saludable.
- Delegar parte de la preparación a quien vive y comparte la comida contigo (pareja, familiar, amigo)
- Contratar a una persona que te ayude o que te prepare las comidas
- Contratar un plan de comida a domicilio (los hay muy ricos y saludables)
- Comer fuera
De la misma manera, hay en tu actividad profesional tareas recurrentes. ¿Son todas necesarias? ¿No hay ninguna que puedas reducir, delegar o incluso quitar? ¡Te apuesto a que sí!
Paso 4 – Vuelve a planificar tu semana:
Ya hiciste una «limpieza» entre las diferentes actividades recurrentes asegurándote de quedarte con solamente lo estrictamente necesario. También identificaste con claridad las actividades que te estimulan y reactivan y las que por otro lado te cansan demasiado o te drenan inútilmente.
Toma tu agenda (o imprime una hoja de planeación semanal) y vuelve a elaborar tu programación de acuerdo a lo siguiente:
- incluye primero las actividades recurrentes e inevitables pero ya en su versión depurada, de tal manera que son ahora en el peor de los casos «neutras» y en su versión óptima, energéticas!
- quita completamente las actividades que te drenan inútilmente es decir que no son estratégicas ni para tu desarrollo personal y profesional ni para el de tu gente si estás a cargo de una familia y/o de un equipo.
- busca la manera en cambio de incluir más de esas actividades que te estimulan y energizan, tanto en tu vida personal como en tu vida profesional, familiar, amorosa y social. Sé creativo y proactivo al respecto
- equilibra las actividades entre sí: si en la mañana tuviste que hacer algo muy costoso en términos de energía, no pretendas hacer lo mismo en la tarde. Tus días han de ser balanceados y eres la única persona que puede determinar dónde se encuentra ese equilibrio.
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1 – Ver Los tres pilares de mi rutina productiva
2 – Ver ¿Te falta energía? Despeja tu vida y tu mente
3 – La versión inicial de esta herramienta fue diseñada por el coach francés Dominique Lopin (jechangemylife.com). Te propongo aquí una versión complementada y adaptada a mi público.
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