¿Cuándo toca fijarse nuevas metas?

Isabelle Lecurou

Un día leí una frase que me impactó mucho. Decía así: aferrarse a ciertas metas es como pretender montar un caballo muerto.

Impactante ¿verdad? Pero cierta. 

Hay momentos en la vida, como en tu negocio, en los cuales debes de ser capaz de ver y aceptar que ciertas metas tuyas ya no son relevantes y que empeñarte en perseguirlas termina siendo una gran pérdida de tiempo y energía. 

Pero fíjate como lo contrario también es cierto: hay momentos en la vida (o en tu negocio) en los cuales ciertas de tus metas te van a parecer de repente inalcanzables, irrealistas y contraproducentes y querrás abandonarlas cuando en realidad no deberás hacerlo.

¡Uf! Qué lío ¿verdad? Para nada. Ahora te explico cómo salir de la confusión y tener muy claro cuándo te toca fijarte nuevas metas y cuándo te conviene seguir luchando por las que ya tienes.

Este artículo es para ti si el día de hoy sientes la necesidad de replantearte tus metas o alguna de ellas por las razones siguientes: no logras alcanzarla; ya no te motiva; ya no te motiva porque no logras alcanzarla.

¿Tu meta ya no te motiva… porque no logras alcanzarla?

Este caso es de lejos el más sencillo de resolver. Aquí entra una cuestión de mindset de la cual no hemos hablado hasta ahora a pesar de que se trata de una habilidad crucial para una emprendedora: la paciencia.

La palabra paciencia proviene del verbo latín “pati” que significaba “sufrir” en el sentido de padecer pero también de aguantar, soportar. Por lo tanto, la paciencia se ve reflejada en dos posturas o actitudes fundamentales para una emprendedora como tú: la capacidad de aguantar (contratiempos, críticas, fracasos, crisis) y la capacidad de perseverar (mantenerte comprometida y constante en el tiempo)

Regresando a la situación que estamos comentando… si el día de hoy la meta para la cual estás trabajando ya no te motiva porque no logras alcanzarla, pregúntate lo siguiente:

  1. ¿No logro alcanzarla por cuestiones de tiempo o de método? Es decir porque estoy haciendo mal la cosas o porque esta meta en particular requiere más tiempo para hacerse realidad.
  2. Si es por cuestiones de método ¿qué voy a hacer para mejorar mi forma de trabajar?
  3. Si es cuestión de tiempo ¿qué voy a hacer para perseverar, ser paciente y constante hasta alcanzar mi meta, a pesar de lo difícil que me resulta?

En ambos casos, la solución está a tu alcance; está en tus manos: si es cuestión de método, tendrás que revisar tus acciones; si es cuestión de paciencia y perseverancia, tendrás que revisar tu mindset. Pero en ningún caso debes de cambiar tu meta. Sólo tienes que mejorar el proceso operativo y mental que te lleva a ella.

“Hagas lo que hagas” ¿no logras alcanzar tu meta?

Veamos ahora el segundo caso: quieres abandonar tu meta porque “por mucho que hagas”, no logras alcanzarla.

Aquí mi pregunta es muy sencilla:

  1. ¿qué has hecho concretamente hasta ahora para lograrlo?
  2. Y sobre todo ¿qué has hecho 1) a solas 2) apoyándote en otras personas.

Literalmente, saca una hoja y haz una lista exhaustiva de acciones concretas, objetivas: acción número 1, acción número 2… Solamente así podrá ver con claridad, precisión y objetividad qué tanto has hecho para alcanzar tu meta.

Porque lo más probable es que, aunque hayas sido muy ocupada (y créeme que no lo dudo ni un segundo),no has hecho lo necesario para alcanzarla, en el sentido de que:

  • O no has hecho suficiente (te falta uno que otro paso crucial que dar)
  • O no has hecho lo correcto, lo adecuado

Pero al final, cual sea el caso, tienes un margen de acción enorme: ¡puedes hacer más y puedes hacerlo mejor!

Así que sigue trabajando, sigue mejorando y si sientes que ya lo has dado todo y no sabes qué más hacer, entonces acude a profesionales cuya especialidad es ayudarte a armar planes de acción verdaderamente eficientes.

Pero no abandones tu meta.

¿Tu meta ya no te motiva?

Y llegamos al último caso: cuando tu meta ya no te motiva, ya no te mueve, no te estimula. Esta es la única señal de que tal vez tienes que hacer un cambio y fijarte nuevas metas.

Pero antes de que mandes todo por la borda, toma en cuenta lo siguiente: la motivación tiene dos caras

Esta la motivación extrínseca y esta la motivación intrínseca. La primera es importante y estimulante pero superficial y efímera: es la expectativa de ganar más seguidores, suscriptores, likes, popularidad… La segunda es sustancial y duradera: es tu por qué y tu para qué, lo que te mueve de adentro hacia afuera.

Cuando sientes que tu meta no te motiva, pregúntate primero de qué tipo de motivación estás hablando porque si se trata de motivación extrínseca, esa que te da esos shots de energía para continuar, no le des la espalda a tu meta; sólo busca nuevas maneras de impulsarte: colabora con otras emprendedoras (mastermind, accountability partner, coffee break, proyectos en común), sal a trabajar en un espacio de coworking, acepta algún desafío que te permita “condimentar” un poco tu rutina de vida o de trabajo.

Pero si lo que experimentas es una pérdida de sentido y una total desconexión con tu meta, entonces ahí sí. No pierdas más tiempo. Cierra el capítulo, de buena manera, y pasa a otra cosa.

¿Por qué? Porque por distintos motivos que no puedo tratar aquí hay desincronización total entre tu meta y tu Identidad Personal. Seguir con ella no es oportuno ni saludable. Simplemente no tiene sentido. Y para que lo tengas muy claro, abandonar una meta así no es falta de paciencia ni es falta de perseverancia o constancia: es sabiduría.

Es lo mejor que puedes hacer para ti o para tu negocio. No pasa nada. Cambiar y reinventarse le da sabor y brillo a tu vida. Así que no tengas miedo. Lánzate.

Tal vez estés pensando… pero es que nunca voy a saber diagnosticar todo esto a solas… que si es cuestión de tiempo, que sí de método, que sí de motivación intrínseca o extrínseca… ¡Me liaste Isa!

No lo creo. Vuelve a leer el artículo con un papel y un lápiz en mano y verás cómo todo te va a quedar muy claro. Ahora, sé que no te sobra el tiempo así que te tengo otra propuesta.

Verás… acabo de crear un nuevo programa que te serviría perfectamente para una situación así: se llama (Re)Solución.

Y como sé que tienes mucho que hacer con tu negocio, lo diseñé como un coaching corto, de 4 semanas; no más. Lo suficiente para diagnosticar qué necesitas y armar un nuevo plan de acción.

Chécalo, pide tu entrevista preliminar, haz tu coaching y sigue adelante. El punto aquí es que no te quedes atrás por “problemas” que en realidad no lo son, siempre y cuando sabes cómo trabajarlos. Y ésta es mi especialidad.

Recuerda que para crecer tu negocio te necesita activa y proactiva. Tienes que mantenerte dinámica, en movimiento, en crecimiento. Toma el tiempo de conocer (Re)solución y en cuanto estés lista para trabajar conmigo, sólo avísame.

Ya sabes que estaré feliz de ayudarte. 

Isabelle Lecurou
Servicio de coaching individual para emprendedoras y dueñas de pequeñas o medianas empresas

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