
La fase llamada Verano corresponde a un capítulo de tu vida sumamente positivo y dinámico. Tienes mucha energía, lanzas proyectos personales y profesionales de alto nivel y que te entusiasman muchísimo, te sobra la motivación y predomina en tí el sentimiento de que te estás realizando porque de hecho ¡es exactamente lo que está pasando!
Eso sí, si no te mides, puedes llegar a padecer algo de estrés y a sentirte cansado/a y abrumado/a por tantas cosas que vas haciendo al mismo tiempo pero si te detienes a pensar y reflexionar, si tomas el tiempo de organizarte y priorizar tus tareas y si tienes cuidado de mantener el equilibrio entre las diferentes áreas de tu vida (profesional, personal, familiar, etc) no hay nada que no puedas resolver.
¿Qué actividades puedes desarrollar en esta fase para reforzar y conservar esta dinámica de éxito y estabilidad que la caracteriza?
Al nivel profesional:
- ¡A estudiar de nuevo! Aprovecha tu energía y entusiasmo para actualizarte, especializarte, hacerte experto en alguna área en especial. Afina tus talentos, mejora tus habilidades, multiplica tu potencial… es decir: pasa al siguiente nivel.
- Practica el networking, establece o enriquece tu red de contactos profesionales: tu entusiasmo, tu energía, tu motivación y tus ganas de aprender son tu mejor tarjeta de presentación a la hora de contactar con los demás. Date a conocer y aprende de los demás.
Al nivel personal:
- Trabaja en gestionar bien tu tiempo de tal manera que le des a cada área de tu vida la atención que le corresponde (según tu situación y tus aspiraciones por supuesto). Es muy fácil – y bastante común – terminar dedicando el 90% de nuestro tiempo al trabajo y ya no “poder” disfrutar de nuestra familia, de nuestros amigos o de nuestras pasiones y hobbies. Y a la larga esta situación termina deteriorando nuestras relaciones o generándonos frustración, cansancio y estrés. ¡No permitas que eso te pase!
- Pasa tiempo con tus amigos, aprovecha al máximo tus fines de semana, viaja, toma tiempo para tus hobbies y mejor aún, lánzate en nuevas actividades deportivas, artísticas o intelectuales. En otras palabras, cuida mucho de tu tiempo libre y disfruta de todo lo que te ofrece el mundo que te rodea: hay mucho que aprender y mucho que descubrir. Es más, la vida es demasiado corta para que logremos llenarnos de todos los saberes y sabores, perfumes y sonidos que llenan nuestro entorno cercano y los horizontes más lejanos. Así que ¡A respirar hondo y a comerse el mundo!
- Descansa, descansa, descansa. Tú sabrás cuál es la mejor manera de hacerlo para ti: dormir una siesta, escuchar música, leer, dibujar con tus hijos, meditar, sentarte en tu viejo sillón y relajarte… Pero no eludes lo básico: dormir un mínimo de 7 a 8 horas por noche. ¿No lo logras? Procura entonces dormir una siesta durante el día. Tanto tu cuerpo como tu cerebro necesitan esos lapsos de relajación.
- Aprovecha también para iniciar un pequeño viaje interior ya que es buen momento para cerrar ciclos: estás al 100% pero tal vez haya algunas zonas, algunos temas de tu pasado que te siguen “estorbando”, que no lograste superar totalmente y que te convendría sanar para seguir avanzando más ligero de equipaje: lo mejor en este caso es acudir a un terapeuta. De hecho – dados tus niveles de claridad, energía y enfoque – es probable que una terapia breve sea más que suficiente pero si no es así ¿Qué importa? Hazte el favor de cuidarte y de obsequiarte a ti mismo todo, absolutamente todo lo que te pueda brindar una óptima calidad de vida.
Éstas fueron solamente algunas recomendaciones pero ¿Qué más crees que te convendría implementar en esta etapa de tu vida? ¿Qué es lo que te funciona a ti?
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