¿Te falta energía? Despeja tu vida y tu mente

Isabelle Lecurou

   Uno de los peores enemigos de nuestra calidad de vida y de trabajo así como de nuestro desempeño y productividad es la falta de energía.

   Cuando la experimentamos, nuestra primera reacción es procurar activar hábitos y comportamientos que sabemos propicios para tener buenos niveles de energía: nos acostamos más temprano, procuramos comer mejor, tomamos vitaminas y hacemos ejercicio. Y por lo general, estamos en lo correcto. Sin embargo, ya habrás experimentado que en determinadas situaciones, estas acciones no son suficientes ¿A qué se debe?

Muchas veces es crucial quitar primero lo que drena tu energía antes siquiera de introducir activadores de la misma en tu estilo de vida y de trabajo. En efecto, y si bien es fundamental que te apoyes en un estilo de vida saludable y estimulante para poder mantener altos niveles de energía, no deja de ser de impacto limitado (y a veces prácticamente nulo) si no haces también – previamente o al mismo tiempo – un trabajo de saneamiento y depuración (un detox) en cuanto a todo lo que en tu entorno material y relacional así como en tus espacios mentales y emocionales te va bajando las pilas.

 ¿No te ha pasado que por mucho que duermas bien en apariencia despiertas agotada o desmotivada? Haces ejercicio, comes saludable, tu planeación es balanceada y sin embargo andas por la vida con una carga constante que te mantiene en una energía baja?

Significa que hay algo más, algo que se roba «a tus espaldas» toda esta energía que te estás esforzando en cuidar y nutrir: y ese algo se llama precisamente por eso ladrón de energía (o vampiro energético): porque te va quitando sin que te des cuenta la mayoría de las veces lo que tanto te estás esforzando en desarrollar y proteger: tu energía, tu bienestar, tu calidad de vida y de trabajo.

Así que es importante que sepas de qué se trata y cómo ponerle un alto. Y ¿qué crees? Esto es exactamente lo que te voy a enseñar en este artículo.

CÓMO DETECTAR LOS LADRONES DE ENERGÍA

Te doy algunos ejemplos.

En la vida cotidiana – sea en el ámbito personal como profesional, puede ser:

  • la pila de ropa vieja y zapatos que nunca volverás a usar, en el fondo del armario
  • la llave del lavado que gotea desde hace meses
  • la cocina, donde nada funciona ni está en su lugar
  • la computadora demasiado lenta
  • las pilas de documentos sobre tu escritorio 
  • la agenda que nunca tienes actualizada
  • la conexión a internet que falla constantemente

En tus relaciones, tanto personales como profesionales, puede ser :

  • las personas (familiares, amigos, clientes, colaboradores) que descargan su estrés y su frustración contigo
  • las personas (familiares, amigos, clientes, colaboradores) que te responsabilizan continuamente (que no siempre abiertamente) de su propio bienestar.
  • tu socio, tu colaborador o tu jefe  que no te toma en cuenta ni te brinda el reconocimiento que te mereces
  • el prospecto o cliente que te manda 20 mails o mensajes a cualquier hora del día y de la noche
  • el familiar que no deja de interrumpirte mientras trabajas

En tu entorno inmediato, puede ser:

  • el ruido de las obras o del tráfico en la calle
  • la podadora del vecino el domingo a las 7 de la mañana
  • el radio de la vecina a las 2 de la mañana
  • los retrasos en los transportes públicos
  • la contaminación 
  • el exceso de luz artificial en la noche (sobre todo en el centro de una gran ciudad)

Estos son los ladrones de energía visibles, palpables y manifiestos… los más fáciles de detectar. Pero también están los ladrones de energía internos, los peores muchas veces, los que te drenan y agotan con perpetuos conflictos, autocríticas y sentimientos encontrados:

  • el mandato Sé Perfecto (1) que te lleva a encargarte de todo (en la casa, el trabajo, la comunidad), que te impide delegar nada, que te drena cuando tienes que producir un trabajo o cumplir con algo de manera urgente. O el mandato Ten cuidado que constantemente de mantiene en el umbral de tus posibilidades y oportunidades – porque dar un paso más podría ser dar el paso de más.
  • tus creencias y su séquito de pensamientos freno (no soy capaz de, no debo de, no puedo, ni siquiera merezco) que te generan miedos, angustia, culpa y frustración, estados de ánimo todos que activan y alimentan tu agotamiento mental y físico.
  • esa decisión tan importante que no logras tomar y que te mantiene estancada y confusa: ¿sigo con mi emprendimiento o tiro la toalla? ¿Abro otro negocio más o espero tiempos mejores? ¿cambio de profesión? ¿cambio de rumbo?
  • ese miedo constante, angustiante y agotador, porque no logras abrazar el cambio y la incertidumbre, porque te empeñas en querer controlar lo que no depende de ti pero no trabajas en tomar el control de lo que sí te corresponde y está a tu alcance: tu esencia, tus sueños, tu voz; tu consciencia, tu libertad, tu responsabilidad y compromiso.

Para poder hacerte cargo de tus niveles de energía y mejorar por lo tanto tu calidad de vida, bienestar y desempeño, tienes primero que tomar el tiempo – cuaderno en mano – de detectar uno a uno tus propios vampiros energéticos tanto externos como internos. Puedes ir por capas, por etapas, de lo más visible a lo más inconsciente. Puedes verlo como un detox puntual o pensarlo como un camino de autodescubrimiento y desarrollo. Realmente, tú pones el cursor. Pero sea cual sea la intensidad que le quieres dar a este proceso, no puedes eludir esta primera fase de exploración.

CÓMO REDUCIR O ANULAR SU IMPACTO EN TÍ

A la hora de enfrentarte a todos los ladrones energéticos que habrás logrado detectar e identificar, es importante que seas consciente de lo siguiente: no todos van a responder de igual manera a una misma acción o estrategia de tu parte.

En efecto, y dependiendo de la naturaleza de cada ladrón de energía, tendrás que actuar desde uno de esos tres niveles de acción diferentes.

PRIMER NIVEL – ERRADICACIÓN

Ese primer nivel corresponde a los vampiros energéticos que claramente puedes eliminar o controlar con acciones muy concretas, específicas y definitivas:

  • puedes donar la ropa y los zapatos que se acumulan en tu ropero
  • puedes llamar al plomero de una buena vez
  • puedes dedicarle algunos días a modificar tu cocina, donar lo que nunca usas, comprar lo que te hace falta
  • puedes bloquear una mañana para escombrar tu escritorio
  • puedes comprar una computadora nueva en un clic o diseñar en menos de una hora el presupuesto y la estrategia de ahorros que te permitirá hacerlo cuanto antes
  • puedes tomar
  • puedes tomar la decisión irrevocable de trabajar con cierto tipo de clientes, de colaboradores, de proveedores
  • y puedes incluso ponerle rápidamente un alto a cualquier persona que no respeta tus limites si eres una persona enfocada, segura y asertiva.

El primer nivel es de ejecución y solución inmediata: nada que te tome más de un día; a veces, con 10 segundos será suficiente (es el tiempo promedio para el acta en sí de una toma de decisión). Pero cuando lo haces, sientes inmediatamente como se te aligera la carga, como todo fluye mejor y como tu energía va aumentando poco a poco.

SECUNDO NIVEL – PROACTIVIDAD

El segundo nivel corresponde a los ladrones de energía que no puedes eliminar como tal porque están fuera de tu alcance (fuera de tu Zona de Control) pero cuyo impacto en ti sí puedes minimizar e incluso erradicar.

  • el trafico en la ciudad seguirá siendo pesado y ruidoso
  • tu vieja computadora seguirá siendo lenta 
  • tu hijo de dos años seguirá irrumpiendo en tu oficina aunque tengas una «reunión importante»
  • la ciudad donde vives seguirá contaminada
  • Tus emociones «negativas» se seguirán disparando en período de alto desempeño
  • cualquier cambio, reto o decisión importante te provocará miedo, una y otra vez, a lo largo de tu vida

Pero tú puedes aprender a no sentirte tan afectado por una u otra cosa y sobre todo, puedes enfocarte en lo que al respecto depende de ti e idear trucos, estrategias y tácticas para minimizar o incluso impedir su efecto sobre ti: mejorar la calidad del aire dentro de tu hogar, plantar árboles en tu jardín, brindarte espacios de relajación, jugar con tu hijo antes de encerrarte en tu oficina… Son muchas las mejoras, los pequeños cambios, las alternativas creativas que puedes implementar ahora mismo para no ser reactiva si no más bien creativa y proactiva frente a lo que no puedes impedir. 

TERCER NIVEL – EMPODERAMIENTO

Te sientes desorientado, agobiado, en constante estado de alerta. La ansiedad y el estrés son tu día a día y no te permiten pensar con claridad y actuar con fluidez.

Te sientes agotado y sin recursos: nadie te ha enseñado cómo gestionar tus emociones y cómo serenar tu espacio mental. Tampoco tienes muy claro todavía cómo poner límites a lo que merma tu espacio de seguridad y libertad interna.

Necesitas fortalecerte y tomar las riendas de adentro hacia afuera para poder liderar tu proyecto de vida con fuerza y disfrute.  

 ¿Qué hacer entonces? Es importante que primero tomes nota de los ladrones de energía que entran en esta categoría: nómbralos, visualízalos claramente, haz consciencia. Aunque no lo creas, al poner el foco en ellos y verlos por lo que son – emociones y pensamientos de los cuales en realidad tú tienes el control –  vas a empezar a sentirte mejor.

Ahora, ese tomar el control no es tan fácil y ahí es donde vas a necesitar dos cosas: paciencia y ayuda. Paciencia porque el fortalecerte y empoderarte requiere de un proceso de introspección, autoconocimiento y autocuidado que por definición toma su tiempo. Ayuda porque no querrás que ese proceso sea en vano sino que te permita construir habilidades nuevas y útiles en tu vida real, habilidades que te protejan de esos ladrones de energía y te regresen a un espacio de poder y liderazgo personal.

Al fin y al cabo, la falta de energía que puedes llegar a experimentar en determinados momentos es de gran ayuda para tu desarrollo personal y profesional puesto que te está indicando que tu espacio vital está siendo invadido tanto por enemigos internos como por enemigos externos. Está claro que te toca reaccionar y actuar cuanto antes para despejar el terreno y poder de esta manera empezar a elaborar e implementar un estilo de vida dinámico y vivificante, idóneo para potenciar tu bienestar y tu desempeño. 


(1) Esos mandatos – llamados Drivers o Impulsores de la Personalidad –  son un concepto del Analisis Transaccional del psiquiatra Eric Berne. Remiten a la constatación de que los diferentes mensajes, mandatos o ejemplos que una persona ha recibido en su infancia van determinando de manera muy poderosa (y sin que sea consciente de ello) sus decisiones y comportamientos como adulto. Berne agrupa esos Drivers en seis tipos de manifestaciones: Sé fuerte, Sé perfecto, Date prisa, Complace, Esfuérzate y Ten cuidado. Como cualquier modelo psicológico, no se trata de tomarlo al pie de la letra y (auto)definirte solamente en base a ellos: sólo es una teoría que por lo mismo no puede abarcar tu singularidad y complejidad como ser humano. Sin embargo pueden aportarte de manera puntual elementos parciales de (auto) comprensión.

1 Comentario

·

Deja un comentario

Deja un comentario