
Lo mejor que pueda pasarte conforme vayas avanzando en tus diferentes proyectos personales y profesionales (incluyendo su vertiente académica) es que puedas invertir y apoyarte en profesionales especializados en el acompañamiento a la persona, sean expertos en proceso de ayuda con fines terapéuticos (psicólogos, psicoterapeutas), sean expertos en procesos de ayuda sin fines terapéuticos, como lo es mi disciplina y profesión por ejemplo.
En este artículo, omitiré voluntariamente los primeros para centrarme exclusivamente en los segundos, precisamente porque corresponden a mi campo de estudio y acción pero quiero reiterar aquí que todos esos procesos de ayuda te podrán ser útiles en su momento, siempre y cuando sepas con precisión a quien acudir, cuándo hacerlo, por qué y para qué.
Formadores, profesores, tutores, asesores, consultores, entrenadores, mentores y por supuesto coaches están a tu disposición para facilitarte el camino y potenciar tu capacidad y dinámica de desarrollo y crecimiento.
Hasta hace poco más de una década, era necesario por lo general ser parte de alguna institución pública o privada (institución deportiva, de enseñanza, organización gubernamental o empresarial) para poder tener acceso a esos servicios pero el día de hoy puedes contratarlos tú mismo como simple particular. Bien lo saben los emprendedores y empresarios que ya tienen muy integrada esta cultura de la ayuda profesional y se apoyan constantemente en asesores, formadores o coaches para poder sostener o potenciar sus proyectos. Otros perfiles profesionales – que se beneficiarían mucho de ese apoyo – todavía no han hecho suya esa cultura pero tengo la certeza de que sólo es cuestión de tiempo.
Contratar a profesionales del acompañamiento es un plus innegable para quien es capaz de hacerlo en tiempo y forma – es decir acudiendo a la persona adecuada en el momento adecuado para la problemática adecuada. Pero de no ser así también puede convertirse en una experiencia debilitante, limitante y, en el peor de los casos, dañina y perjudicial.
Así que mi propósito aquí es muy sencillo: vamos a ver juntos cuándo contratar procesos de ayuda (y cuándo no) y a quien contratar exactamente, dependiendo de lo que buscas o necesitas. Así estarás seguro de que tu inversión marcará un antes y un después – para bien obviamente – en tu trayectoria personal, académica y profesional.
¿MEJOR A SOLAS O CON AYUDA?
Cuando aspiras a desarrollarte, crecer, mejorar o superarte, sea en el ámbito personal, académico o profesional, te planteas lo siguiente para lograrlo:
- Alcanzar nuevos objetivos, gracias a los cuales pasarás a ese estado de mayor satisfacción al cual estás aspirando
- Resolver problemas pendientes, por los cuales no logras pasar a ese estado de mayor satisfacción al cual estás aspirando.
De hecho, una cosa va con la otra: alcanzar nuevos objetivos forzosamente te lleva a resolver una serie de problemas y resolver problemas naturalmente te impulsa a visualizar y fijar nuevos objetivos. El punto es que cual sea tu edad, tu género, tu profesión, tu rango y función, tu nivel educativo, social o económico… cuando deseas ir por algo mejor (o cuando te piden o exigen hacerlo (1)), tienes que enfocarte en alcanzar eso que quieres a cambio de lo que tienes ahora y priorizar el solventar y resolver lo que te impide hacerlo por el momento.
Y como te lo decía, cuando tú mismo activas una dinámica de crecimiento – porque tienes algún proyecto que te importa concluir con éxito – naturalmente y sin darte cuenta muchas veces nutres dicha dinámica precisamente de esta manera: trabajando en alcanzar nuevas metas – pequeña y grandes – y cuidando de resolver problemas que, de no hacerlo, te mantendrían estancado o ralentizarían demasiado tu progresión.
Por lo tanto, mientras tú tienes la suficiente energía física, emocional y mental para hacerte cargo de tu crecimiento y de tu bienestar y no te confrontas con problemáticas que te superan y te estancan, no necesitas contratar ayuda profesional.
Bien puedes alcanzar tus metas tú sólo; bien puedes resolver tus problemas sin ayuda. Tal vez te tardas un poco más pero tal vez no y si al fin y al cabo la calidad y la duración del proceso que estás llevando a cabo te satisface y te brinda lo que buscas y necesitas, está bien así.
En cambio, si estás viendo que a pesar de tu empeño y tus esfuerzos no logras avanzar en tu camino de crecimiento, no logras desarrollar los proyectos que tienes en mente o cumplir con lo que te importa cumplir entonces ahí sí considera muy seriamente la posibilidad de pedir ayuda a profesionales antes de quedar atrapado en un pantano de confusión, desgaste y estrés.
AYUDAR NO ES SALVAR
Ahora lo que es crucial es tu postura a la hora de trabajar con un profesional de ayuda: es muy importante que acudas a esta persona con la clara consciencia de que tú lo contratas a él (o a ella) y de que lo haces en tu beneficio propio (2).
No se trata de que delegues a un tercero tu proyecto de vida (sea personal, profesional o académico) ni las grandes decisiones y tomas de acciones correspondientes sino que estés buscando los mejores recursos para impulsarlo y potenciarlo en la dirección que a ti te interesa, que a ti te motiva y que a ti te hace feliz. De hecho, un buen profesional del acompañamiento – con expertise y ética – sabe eso, respeta eso y se puede convertir por lo mismo en un recurso y apoyo invaluable para ti.
Ayudar no es salvar: no permitas que eso pase y tampoco lo esperes o exijas de la persona que vas a contratar. No permitas que un pretendido “profesional de acompañamiento” te arrincone a una posición de sumisión y dependencia (él sabe/tú no; él puede/tú no; él entiende/tú no; él es capaz/tú no/él es suficiente/tú no) y tampoco entregues tu poder y liderazgo personal esperando a cambio – consciente o inconscientemente – que esta persona “te resuelve la vida” sin que tú tengas que levantar un dedo.
El profesional te ayuda pero tú te haces cargo. Tú lideras tu proceso de crecimiento; él sólo te apoya en un tramo o aspecto del mismo.
En base a eso – y regresando a lo crucial de una postura de liderazgo a la hora de contratar ayuda profesional – déjame hacerte la recomendación siguiente: no esperes llegar a una situación de estancamiento, frustración y agotamiento para pedir ayuda porque es cuando precisamente tu liderazgo está en sus niveles más bajos.
En cuanto sientes que estás entrando en esta dinámica estancamiento+estrés, toma cartas en el asunto porque no sólo es cuestión de realización personal, crecimiento profesional o éxito académico sino también y en primer lugar de salud física, mental y emocional. No tienes por qué saberlo todo ni poder con todo todo el tiempo. Pero que eso no te detenga: hay excelentes profesionales ahí afuera que con mucho gusto y la debida expertise te ayudarán a salir del bache y retomar tu camino de crecimiento y bienestar. Y si los contratas a tiempo, tú estarás lo suficientemente fuerte como para no caer en una postura de pasividad y subordinación. Recuerda que el profesional de ayuda trabaja para ti.
Por lo mismo, pedir ayuda profesional no porque las cosas van mal sino porque no quieres que así sea en un futuro (te aseguras del buen desarrollo de tu proyecto desde sus inicios, como lo hacen los deportistas o los empresarios por ejemplo) o porque te interesa que vaya mejor (emprendedores y empresarios nuevamente tienen muy integrada esta mentalidad) es probablemente la mejor apuesta. En ambos casos, no operas desde una necesidad apremiante sino desde la aspiración a crecer, desarrollarte y realizarte, asegurando así una postura de claro liderazgo tuyo en el proceso de ayuda que vas contratando.
Pedir ayuda no significa abdicar tu liderazgo personal. Significa darte más oportunidades de fortalecerlo
¿A QUÉ PROFESIONAL ACUDIR?
Si bien todas las profesionales de ayuda o acompañamiento existen precisamente para acompañarte y ayudarte (vaya redundancia), obviamente cada una tiene sus especificidades en cuanto a finalidad y metodología. Conocerlas es asegurarte contratar el proceso correcto de acuerdo a lo que necesitas o buscas en un momento dado (3).
- Si lo que te hace falta es prepararte intelectual, moral o profesionalmente o recibir algún tipo de instrucción, entonces te conviene un proceso de ayuda formativo o de enseñanza como medio para adquirir – a través de la transferencia por parte del docente, profesor o formador – la información o conocimientos específicos que necesitas.
- Si lo que necesitas es el consejo, dictamen o parecer de un tercero – en cualquier ámbito y sea teórico o practico – te conviene entonces el proceso de ayuda de asesoramiento o consultoría como medio para adquirir – a través de la transferencia del asesor o consultor – dicha información o conocimientos.
- ¿Requieres acceder, adquirir y /o asimilar experiencias de otras personas para desempeñarte mejor en alguna área o función? Busca entonces el proceso de la mentoría para enriquecer tus propias experiencias con las de otras personas más experimentadas – a través de la transferencia de experiencias del mentor más idóneo.
- Si, en fin, requieres prepararte o adiestrarte en ámbitos deportivos u otros, busca el proceso de ayuda del entrenamiento para adquirir – a través de la transferencia que realiza el entrenador – la práctica, arte u oficio que deseas dominar.
¿Y el coaching? ¿Cuando te conviene contratarlo? Bueno, si lo que tú quieres es dar con tu manera muy particular de potenciar tu proyecto de vida (en cualquier ámbito o área de tu interés) entonces el coaching es tu mejor aliado porque no solamente te permite encontrar en ti las respuestas que ningún profesor, asesor o entrenador te podría transferir jamás (“No hay maestro para la vida”) sino que además y por lo mismo, te garantiza que dichas respuestas serán eficientes en tu vida real (¿cuantas veces no te ha funcionado el aplicar consejos y mandatos externos?)
A diferencia de todos los otros procesos de ayuda, en el coaching el profesional no transfiere conocimientos y/o información – por eso se llama precisamente Acompañamiento Sin Transferencia o Proceso de Ayuda Sin transferencia – sino que trabaja en activar, desarrollar y potenciar en su cliente la llamada Dinámica Natural del Engendramiento (4), dinámica gracias a la cual todos podemos encontrar soluciones novedosas y sobre todo realmente eficientes para lograr lo que queremos lograr y/o resolver lo que queremos resolver.
Obviamente, y como todos los demás, este proceso de ayuda no siempre es la respuesta a lo que necesitas (5) pero cuando sí lo es, se posiciona sin duda alguna como el acompañamiento más potenciador (en términos de creatividad, libertad y liderazgo personal) y eficiente que yo conozca. Por eso mismo me especialicé en esta disciplina y profesión y por eso mismo te compartiré en mi siguiente entrega una presentación mucho más exhaustiva de lo que es el Coaching, también llamado Acompañamiento No Directivo Sin Transferencia. Porque sé que el día en que este proceso sea el más idóneo para ti, marcará definitivamente un antes y un después en tu trayectoria personal y profesional.
Pero mientras tanto, espero haberte brindado información de interés para que sepas cuándo, para qué y con quien pedir ayuda sin jamás delegar y mucho menos abdicar tu libertad y poder personal.
-
Aquí me refiero a solicitudes o requerimientos de terceros como maestros, colaboradores, jefes
-
No le debes nada al profesional excepto el pago de sus servicios, el debido respeto a su persona y al acuerdo que habrán fijado y firmado juntos. Obviamente una buena relación de ayuda suele crear un vínculo caluroso entre ayudado y ayudador pero jamás lleva a una relación de sumisión, dependencia, subordinación o adulación.
-
Cf. Leonardo Ravier, Teoría General del Coaching – Tesis doctoral, Madrid, EditorialAula Magna, 2021, pp. 570-572. Retomo a la letra los descriptivos del Dr. Ravier ya que son lo más específicos y rigurosos hasta la fecha.
-
Hablamos de engendramiento porque el cliente es quien engendra, genera, da a luz al conocimiento que necesita. También podemos decir que el coach potencia la capacidad creativa del cliente siempre y cuando entendemos que se trata de una creatividad operativa es decir que se traduce no solamente en ideas y conceptos sino también en acciones y habilidades concretas y eficientes.
-
El primer trabajo del coach es de hecho averiguar contigo que el coaching es el acompañamiento más idóneo para tu situación del momento. Y de no ser así, debe indicarte qué otro acompañamiento te convendría mejor.
Deja un comentario