
Como probablemente lo sabes, llevo ya varios años acompañando a emprendedoras y empresarias latinoamericanas interesadas en desarrollar un negocio exitoso manteniendo a la par un estilo de vida y de trabajo balanceados y saludables. Este Emprendimiento Saludable, como decidí llamarlo, respondía a una necesidad apremiante en muchas mujeres – y también hombres – que poco o nada se reconocían en el enfoque ultra productivista, competitivo y no por ello eficiente que imperaba entonces.
Encontrarás en este blog numerosos artículos sobre este enfoque, cómo hacerlo tuyo y los múltiples beneficios que te puede aportar (no esperes para convertirte en emprendedora saludable: descarga mi guía y da el primer paso). Pero de lo cual te he hablado muy poco hasta ahora es de un pariente muy cercano del Emprendimiento Saludable; el llamado Slow Business o Emprendimiento Slow.
Es muy común la confusión entre Emprendimiento Saludable y Emprendimiento Slow. Y si es cierto que ambos tienen en común de ser emprendimientos conscientes y alineados, difieren en muchos puntos tanto ideológicos como operativos. Aún así, no dejan de formar parte ambos de este nuevo estilo emprendedor impulsado en gran medida por mujeres y respaldado en gran parte por las enseñanzas de la pandemia de COVID.
De hecho, nada te impide pasar de un emprendimiento saludable a un emprendimiento slow (y vice versa), sea de manera definitiva – porque descubres que una propuesta está más alineada contigo – sea de manera circunstancial, porque te das cuenta de que una de esas modalidades se adapta mejor a tus necesidades del momento.
LA FILOSOFÍA DETRÁS DEL EMPRENDIMIENTO SLOW
La emprendedora slow suele ser, en primer lugar, adepta de un Estilo de Vida slow (Slow Life, Slow Living. Slow Eating, Slow Parenting), como posicionamiento consciente y deliberado en contra de la cultura fast (fast food, fast fashion, etc) por lo general ultra productivista, ultra consumista y totalmente irrespetuosa de la ecología de las personas y del medioambiente.
En otras palabras, la Emprendedora Slow emprende como vive: dándole tiempo al tiempo, respetando los ciclos naturales y procurando realizarse cuidando de su equilibrio y del de su entorno, tanto natural como humano.
El Emprendimiento Slow es un emprendimiento consciente, humanista y por lo general ecologista.
Ahí radica la principal diferencia con el Emprendimiento Saludable, el cual se enfoca en cuestiones de bienestar y balance personal pero sin vincularlas a una concepción específica del tiempo (la Emprendedora Saludable muy bien pude escoger un desempeño acelerado si es capaz de sostenerlo sin desgaste ni estrés) ni a una ideología o filosofía de vida y de trabajo específica: cada Emprendedora Saludable diseña su proyecto de vida y de trabajo de acuerdo a sus metas, a sus necesidades y a sus valores.
En ese sentido, el Emprendimiento Saludable se puede considerar como más individualista mientras que el Slow Entrepreneur hace suyas cuestiones y preocupaciones colectivas (políticas, sociales, culturales y ecológicas).
La Emprendedora Slow suele tener poco interés en las señas externas del éxito y mucho en sus manifestaciones internas. Tampoco aspira a la viralidad o fama ni persigue ingresos extraordinarios. Pero sí espera tener un alto grado de contribución y un impacto positivo. Y como mínimo, se enfoca en mantener a raya un modelo tradicional generador de desgaste y estrés para los individuos y de destrucción para el medio ambiente.
El Emprendimiento Slow está agarrando mucho vuelo en Europa estos últimos años como consecuencia de tres factores muy importantes:
- la explosión de episodios de burnout en todos los sectores y perfiles profesionales
- los movimientos masivos de protesta en contra de las políticas causantes del calentamiento global
- la pandemia de COVID, sus consecuencias, secuelas y enseñanzas.
El Emprendimiento Slow es un emprendimiento con valores y sentido, cuyos beneficios son múltiples: más tiempo para ti, mayor conexión con los demás, creatividad óptima, excelencia en los acabados (de cualquier contenido o producto), relajación y bienestar. Sin embargo, el desafío propio de cualquier emprendimiento – mantenerse vigente y rentable – se ve agudizado en un Emprendimiento Slow ya que opera en un sistema global cuyas reglas son totalmente antagónicas a su filosofía.
Como lo viste, Slow Life y Slow Entrepreneurship van de la mano e invitan a una deceleración drástica e integral así como a una especie de minimalismo tanto en la manera de vivir como en la de trabajar o de consumir. Está claro que no es para todo el mundo. Sin embargo,
Creo que todo el mundo debería de aprender de esta filosofía puesto que al rechazar el enfoque cuantitativo y productivista, obliga a quien quiere tener un Emprendimiento Slow a la vez que exitoso a convertirse en un modelo de liderazgo personal y eficiencia.
Ahora, sin hacer suya esta filosofía de vida y de trabajo, una emprendedora puede decidir – a consciencia, de manera deliberada y planeada – sostener su emprendimiento de acuerdo a un enfoque slow durante un lapso de tiempo, por motivos circunstanciales que le exigen liberar tiempo para sí o para algún ser querido.
EL ENFOQUE SLOW AL RESCATE
Existen varias circunstancias a favor de las cuales toda Emprendedora Saludable debería de valorar la posibilidad de adoptar de manera puntual un enfoque slow. Te daré algunos ejemplos:
- Cuando esperas un bebé, tienes un bebé o tienes hijos pequeños
- Cuando tienes algún problema de salud (me refiero a un padecimiento crónico y/o persistente)
- Cuando debes de cuidar y hacerte responsable de otra persona (un familiar enfermo o de gran edad por ejemplo)
- Cuando estás en una fase creativa de gran amplitud (escribes un libro, haces un rebranding, creas un nuevo producto premium, etc )
Todas estas circunstancias apelan a una deceleración importante pero ¡ojo! no es lo mismo bajar el ritmo y pasar a un modelo slow. Bajar el ritmo es simplemente hacer lo mismo pero tomando más tiempo… lo cual es cero estratégico, cero eficiente y por lo mismo, cero saludable.
En cambio, decelerar desde el enfoque Slow significa repensar tu proyecto empresarial de acuerdo al nuevo ritmo de vida y de trabajo marcado por tus prioridades del momento.
La diferencia no es sin consecuencias:
- quien sólo baja el ritmo suele hacerlo desde el victimismo y la reactividad (conscientes o inconscientes) porque siente que “no tiene opción”, que “está obligada a ello”: padece ese cambio de ritmo y por lo mismo suele sentir mucha presión e incluso estrés. Por otra parte, es muy común que la persona se aferre continuamente a la esperanza de que la situación no va a durar y que en algún momento, todo regresará “como antes”: esta mentalidad provoca mucho desgaste en una mente desvinculada de su presente e incapaz de observarlo, experimentarlo y disfrutarlo plenamente
- quien adopta un tiempo el enfoque slow pone las cartas sobre la mesa de manera proactiva y creativa: “Bien… voy a tener menos tiempo para mi y/o para mi empresa: puedo padecerlo, sufrirlo y desgastarme en el proceso o puedo gestionarlo en mi beneficio y en beneficio de mi proyecto empresarial. La pregunta es: ¿qué cambios o ajustes me conviene hacer 1) en mi visión, mis metas y mi mentalidad, 2) en mi planeación personal y profesional a corto, mediano y eventualmente a largo plazo, 3) en mi estilo diario de vida y de trabajo? ¿Qué recursos y estrategias voy a utilizar y cuáles voy a crear yo misma para seguir brindándome una vida y un negocio saludables y placenteros?
El embarazo, la maternidad, la enfermedad, la atención y cuidado a terceros pero también cualquier proceso creativo de gran amplitud (sea empresarial sea artístico o científico) te invitan a pensar y gestionar tu tiempo de otra manera, una manera que tiene la virtud de conectarte con el ritmo natural de las cosas – sean físicas como la concepción de un bebé, sean mentales como la concepción de una marca, de un cuadro, una novela o de una propuesta científica – y que por lo mismo te puede brindar grandes aprendizajes.
Así que cambias por un tiempo tu filosofía de trabajo porque cambiaron tus prioridades y por lo tanto tu filosofía y tu estilo de vida. No abandonas tu negocio; no renuncias a tu emprendimiento; ni siquiera lo pones en pausa sino que lo lideras desde otro enfoque y con expectativas, metas y estrategias diferentes, tomando el tiempo de pensar, diseñar, crear, innovar, planear, organizar es decir tomando el tiempo de filtrar a consciencia entre lo importante y lo urgente, le necesario y lo superfluo, lo que suma y lo que resta.
Siempre y cuando sea el resultado de una decisión consciente y económicamente viable, el enfoque slow puede ser una solución relajante y motivante para la Emprendedora Saludable. De esta manera, no tiene que renunciar ni a la calidad de su proyecto de vida ni a la calidad de su proyecto empresarial aunque circunstancias o eventos – deseados o impuestos – requieran ajustes y cambios importantes en ambos.
En cuanto al Emprendimiento Slow en sí, sobra decir que no te conviene si no estás dispuesta a abrazar un vida slow también y a comprometerte con acciones de cuidado y defensa del medio ambiente. Es preciso recalcar además que el Emprendimiento Slow es… pues, eso: slow; lento, pausado y por lo mismo muchas veces…. tardado. Bien gestionado y liderado, puede brindar a la larga excelentes resultados en términos de negocio (clientes, ingresos, crecimiento general). Y ni hablar de la calidad de una vida consciente y alineada con tus creencias y valores. Pero dirigido sin enfoque ni potencia, el Emprendimiento Slow termina siendo todo menos saludable: no hay resultados, no hay impacto, no hay crecimiento. Simplemente, no hay negocio. No es que esté mal en sí (puedes tener actividades sin fines de lucro y contribuir en un altísimo grado con ellas) sino que simplemente ya no se puede hablar de negocio. Así que si optas por un Emprendimiento Slow, procura respaldarte con esos tres pilares: fortalece tu liderazgo personal, aprende a ser sumamente eficiente y procura disponer de un buen fondo para emergencias.
Tu emprendimiento es saludable cuando es exitoso de acuerdo a tus expectativas, metas, necesidades y valores. Si abrazar la filosofía slow en tu vida y en tu negocio responde a tu concepto del éxito ¡Adelante! ¡Lánzate! Si no estás tan convencida pero entiendes el valor del enfoque slow para determinadas circunstancias de tu vida, perfecto: ahí tienes una estrategia adicional para tu emprendimiento saludable.
Y ¿si nada de eso te convenció? No hay problema: pasa tu camino o mejor dicho, inventa tu propio camino, tu propio estilo, tus propias soluciones y tus propias estrategias. En pocas palabras ¡Haz un coaching!
TU NEGOCIO TE NECESITA SEGURA Y FUERTE,
ACTIVA Y PROACTIVA. EN POCAS PALABRAS, AL MANDO

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